Este artículo pretende demostrar que los medidores chinos, una categoría gramatical tradicionalmente caracterizada como vacía de sentido e imposible de traducir, son en realidad una potente herramienta para la creación de imágenes metafóricas y, en la práctica, los escritores chinos los usan como un recurso literario más. Ello no suele pasar desapercibido a los traductores que tienen que ingeniárselas para trasladar en el proceso de traducción toda la carga semántica y poética que contienen. Para ilustrarlo se realiza un análisis descriptivo de las diferentes técnicas de traducción empleadas por los traductores literarios al castellano y al catalán agrupándolas en cuatro grandes categorías: la traducción literal, la omisión, la explicación y la creación de una imagen nueva.